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Spanish Glossary

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Actualmente hay 4 nombres en este directorio que comienzan con la letra I.
Ignaciano
Adjetivo, del sustantivo Ignacio [de Loyola]. Ahora se utiliza mucho a diferencia de jesuita*, indicando aspectos de espiritualidad que derivan de Ignacio la persona laica* en lugar de Ignacio posteriormente y su orden religiosa*, la Compañía de Jesús*, siendo el primer término más adecuado y adaptable para las personas laicas hoy en día.

Ignacio de Loyola (1491-1556)
Fue el hijo menor de una familia vasca de la nobleza extraordinariamente leal a la corona española (Fernando e Isabel). Lo llamaron Íñigo en honor a un santo local. Fue criado para ser cortesano, y trató valientemente de defender la ciudad fortaleza de Pamplona en 1521, cuando una bala de cañón le destrozó una pierna. Durante su larga convalecencia, se alejó de los romances de caballería que habían llenado su imaginación desde su niñez y se sintió atraído hacia lecturas más espirituales: una vida ilustrada de Cristo y una colección de vidas de santos.

Después de su recuperación, viajó a la Tierra Santa para hacer realidad su sueño de “convertir a los infieles”. En el camino se detuvo en el pueblito de Manresa*, y terminó viviendo allí casi un año, durante el cual experimentó tanto la desesperación más profunda como grandes momentos de iluminación.

Se vio obligado a marcharse de Palestina tras estar allí poco más de un mes, y decidió que necesitaba educarse para poder “ayudar a las almas”. En Barcelona, asistió a la escuela con jóvenes a los que les cuadruplicaba la edad para aprender los rudimentos de la gramática latina, y luego continuó sus estudios en otras ciudades universitarias españolas. En cada una fue encarcelado e interrogado por la Inquisición, porque continuaba hablando a la gente sobre “materias espirituales” sin tener un título en teología ni haber sido ordenado como sacerdote. Finalmente, dejó atrás su tierra natal y se marchó a la universidad más destacada de la época, la Universidad de París, donde comenzó de nuevo su educación con gran diligencia, y cinco años más tarde finalmente obtuvo el título de “Maestría en Arte”.  Fue aquí en París que cambió su nombre vasco por el nombre equivalente en latín, Ignatius, y su equivalente en español, Ignacio.

Durante su tiempo en la Universidad, fue compañero de cuarto y buen amigo de un paisano vasco llamado Francisco Javier* y un saboyano llamado Pedro Fabro*. Después de su graduación, los tres, junto con otros graduados de París, emprendieron un proceso de discernimiento* en común y decidieron unirse en una comunidad apostólica* que se convirtió en la Compañía de Jesús. Ignacio fue unánimemente elegido superior por sus compañeros, y pasó los últimos 16 años de su vida en Roma dirigiendo la joven orden, mientras que los demás viajaron por toda Europa y el Lejano Oriente hasta llegar al Nuevo Mundo. Y dondequiera que iban fundaban escuelas como una manera de ayudar a las personas a “encontrar a Dios en todas las cosas”.

IHS
Las primeras tres letras, en griego, del nombre de Jesús. Estas letras aparecen como símbolo en el sello oficial de la Compañía de Jesús, o los Jesuitas.

Inculturación
Un concepto teológico moderno que expresa un principio de una misión cristiana implícito en la espiritualidad* ignaciana*; concretamente, que el evangelio* debe presentarse a cualquier cultura dada en términos inteligibles a esa cultura y permitir que crezca en el “suelo” de esa cultura. Dios ya está presente y activo ahí (“la acción de Dios antecede la nuestra”—Congregación general 34 de la Compañía de Jesús (1995), “Nuestra misión y cultura”).

En consecuencia, en el siglo I, San Pablo luchó contra la imposición de las prácticas judías en los cristianos no judíos. Y en los siglos XVI y XVII, los jesuitas Matteo Ricci (1552-1610) y Roberto Nobili (1577-1656) lucharon para mantener elementos de la cultura china y la india al presentar una cristiandad deseuropeizada a aquellas personas solo para que la Iglesia condenara su planteamiento en el siglo XVIII. Idealmente, el evangelio* y una cultura interactúan mutuamente, y en el proceso, el evangelio adopta algunos elementos de la cultura a la vez que ofrece una crítica de otros.