¿Qué es la espiritualidad ignaciana?

La espiritualidad es una visión unificada del mundo y un modo de vida. La espiritualidad cristiana es creer y actuar de acuerdo a la autorrevelación de Dios en Cristo. Hay muchos modos de hacer esto, todos ellos fieles al Evangelio, pero histórica, psicológica y culturalmente distintos.

La espiritualidad ignaciana está arraigada en la vida y experiencias de San Ignacio de Loyola. El libro de Ejercicios Espirituales de Ignacio, derivado de su experiencia personal, fue escrito para ayudar a las personas. Contiene una serie de meditaciones y oraciones, consideraciones, reglas y buenos consejos a los que se puede recurrir cuando sea necesario. Este libro es la fuente escrita de los principios de la espiritualidad ignaciana. Las personas que han hecho los ejercicios y han adoptado sus principios son fiel demostración de la espiritualidad ignaciana.

Características de la espiritualidad ignaciana

Algunas de las características de la espiritualidad ignaciana son:

  • La creencia de que somos creados, perdonados, aceptados y amados incondicionalmente por Dios, y son llamados a una vida de unión con Dios ahora y por toda la eternidad.
  • La convicción de que Dios no se mantiene alejado de la creación, sino que actúa activamente en nuestro mundo y nuestras vidas.
  • La afirmación del mundo, cuyos elementos han sido todos creados buenos y en los cuales se puede encontrar a Dios.
  • La reverencia por Dios y la gratitud por los dones de Dios conducen a una respuesta de amor y servicio.
  • La contemplación, buscando y encontrando a Dios en todas las cosas, en la acción así como en la oración.
  • El respeto y la reflexión sobre la experiencia humana, ya que la presencia y la llamada de Dios se puede descubrir ahí.
  • La oración y el discernimiento continuos, prestando atención especial a los movimientos internos del corazón a través de los cuales Dios se manifiesta.
  • La conciencia de que Dios trata directamente con casa persona, y que cada persona debe ser tratada con atención individual.
  • El respeto por la libertad de cada individuo para responder al llamado de Dios.
  • La clara distinción entre Dios y todas las demás cosas que son medios para el amor y el servicio de Dios y los demás.
  • La libertad de los apegos desordenados a cualquiera de estos medios en sí mismos de manera que podamos discernir claramente, juzgar acertadamente, elegir correctamente y responder fiel y amorosamente a Dios.
  • La conciencia crítica de la distinción entre la acción de Dios y los movimientos que se originan en otros lugares que socavan la libertad y el amor.
  • El amor personal por Jesús, que se expresa en un compromiso por trabajar como su compañero y para continuar su misión en el mundo por el bien de nuestros semejantes.
  • La dedicación a la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, y al Santo Padre, su vicario.

El compromiso con el bienestar de nuestros semejantes, especialmente los marginados, pobres y oprimidos, por un servicio de fe del cual la promoción de la justicia es una parte esencial.