Los pastores de las parroquias católicas pueden ser sacerdotes diocesanos o miembros de órdenes religiosas como la de los jesuitas. Todas las parroquias son parte del sistema diocesano local, y cada cierto tiempo los arzobispos invitan a los jesuitas a dotar de personal a las parroquias y otros ministerios de donde crean que nuestros talentos pueden favorecer el crecimiento y a la comunidad.