El objetivo de la formación jesuita es desarrollar el potencial de la persona íntegra – cuerpo, mente y espíritu – para la misión universal de la Compañía de Jesús y al servicio de la Iglesia. De ahí que el programa de formación dedique largos períodos largos a la oración, espiritualidad, desarrollo personal, desarrollo intelectual, sensibilización cultural y de los medios de comunicación, inserción en el mundo en desarrollo, lo que lleva a una disponibilidad de la misión jesuita, cuyo ámbito se extiende a todas las disciplinas académicas, culturales y espirituales por todo el mundo. Idealmente, un jesuita que ha recibido formación está disponible para ser enviado a cualquier misión, y la duración de la formación es para preparar esta flexibilidad.