Durante los años 1530s, Ignacio de Loyola reunió a un pequeño grupo de compañeros en la Universidad de París. Se hacían llamar «Amigos en el Señor». Los compañeros hicieron votos de pobreza y se comprometieron a permanecer juntos y seguir sirviendo a Cristo y al mundo luego de completar sus estudios.
En 1548, poco más de una década después, la primera escuela Jesuita abrió en Messina, Sicilia. Hoy día, 3,730 escuelas continúan esta tradición en todo el mundo, atendiendo a 2.5 millones de estudiantes en lugares que van desde Egipto y Kenia hasta Nepal y Belice. En Canadá y Estados Unidos, hay 30 colegios Jesuitas y 81 escuelas pre-secundarias y secundarias con el objetivo común de desarrollar líderes competentes, compasivos y comprometidos al servicio de la Iglesia y la sociedad.
Un aspecto distintivo de la educación Jesuita en todos los niveles, es su énfasis en enseñar a “la persona completa”: mente, cuerpo y espíritu.
Las escuelas fomentan no solo el desarrollo intelectual, sino también el crecimiento moral y espiritual. En las escuelas secundarias, el objetivo es lograr que para el momento en que los estudiantes se vayan, estén «abiertos al crecimiento, que sean intelectualmente competentes, religiosos, amorosos y comprometidos a hacer justicia». Esas son cinco características señaladas por el Perfil del Graduado de una Escuela Secundaria Jesuita en la Graduación, actualizado periódicamente, y mejor conocido como el informe «Grad at Grad».
Hombres y Mujeres para Otros
El servicio y la justicia son prioridades clave de la educación Jesuita. Pedro Arrupe, un querido General Superior de los Jesuitas (de 1965 a 1983), dijo que el objetivo principal de la educación Jesuita es formar «hombres y mujeres para otros, hombres y mujeres que no vivirán para sí mismos sino para Dios y su Cristo… hombres y mujeres que ni siquiera puedan concebir un amor a Dios que no incluya el amor al más pequeño de sus vecinos; hombres y mujeres completamente convencidos de que el amor a Dios que no emite justicia para los demás es una farsa».
En las últimas décadas, los Jesuitas han ampliado esta misión en parte al acercarse a estudiantes de secundaria en zonas urbanas de América. Se han iniciado docenas de estas escuelas en todo el país – ya sea patrocinadas por la orden o de otra manera modeladas según la educación Jesuita. Están orientadas a estudiantes en vecindarios de alta pobreza, las escuelas ofrecen educación de alta calidad y cobran poca o ninguna matrícula. Sus graduados van a universidades selectivas, listos para servir y desarrollar todo su potencial.
Y de esta forma, estas y otras escuelas relacionadas con los Jesuitas reflejan una misión Jesuita contemporánea: avanzar en la fe a través de la promoción de la justicia.
Use el siguiente mapa interactivo para obtener más información sobre las organizaciones educativas jesuitas en América del Norte o haga clic aquí para encontrar una organización educativa por tipo, ubicación geográfica o nombre.