Thomas y Mary (llamada Polly o Molly) Brown, Moses y Nancy Queen, e Isaac y Susan Hawkins (también conocida como Queen), fueron obligados a irse de la plantación White Marsh, Maryland para ayudar a los jesuitas a fundar la misión de Missouri en 1823. Se establecieron en Florissant, Missouri, y ayudaron a establecer San Estanislao, el seminario y la granja jesuita. Las tres parejas fueron separadas de su familia y parientes; Moses y Nancy se vieron obligados a dejar atrás a sus hijos. Dos familias más —unas 16 personas en total, incluidos Jack y Sally Queen y Proteus y Anny Hawkins (a veces se refieren a ellos por su apellido, Queen), y sus hijos —se vieron obligados a mudarse de White Marsh a Missouri en 1829. Con el transcurso del tiempo, el número de personas sometidas a esclavitud por los jesuitas aumentó mediante el nacimiento de hijos, a través de compras y de “regalos”.
A medida que la misión de Missouri creció, los jesuitas dependían del trabajo forzado en el noviciado de San Estanislao en Florissant y en Saint Louis College (ahora Universidad de Saint Louis). En esa época, la Universidad de Saint Louis y la iglesia de Saint Francis Xavier College estaban ubicadas en el centro de la ciudad, entre lo que hoy son las calles 9 y 10, Washington y Lucas. Los esclavos también trabajaron para los jesuitas en puestos de avanzada misioneros en Saint Charles y Portage des Sioux, Missouri, así como en Sugar Creek, Kansas. Cuando los jesuitas comenzaron a operar el Saint Louis College en 1829, trasladaron a varios esclavos del noviciado de San Estanislao al colegio en Saint Louis. Sus tareas en el colegio eran similares a las del noviciado: faenas agrícolas, cocinar, lavar la ropa, limpiar los cuartos, y conducir carretas. En 1831, los jesuitas de Missouri tenían más de 26 esclavos. La mayoría, al menos 20, trabajaban en la granja de los jesuitas en Florissant, pero los esclavos se transferían de un lugar a otro entre Florissant y Saint Louis. Además de los esclavos que poseían, los obispos y el clero local, y otras órdenes religiosas, a menudo prestaban o alquilaban a sus esclavos entre sí o a otros dueños de esclavos, prácticamente igual que podrían haber prestado o alquilado un equipo.
La entrada del libro mayor de la Misión de Missouri dice: “Todos tienen que ir a trabajar a las cinco en punto exactamente, y ninguno puede dejar de trabajar antes de que suene la sirena, y si no se siguen estas regulaciones, se les descontará de su tiempo, ¼ de hora en la mañana y media hora a la hora de la cena. Nadie puede utilizar un caballo para su propio uso sin licencia, excepto para arar sus jardines. Nadie puede sembrar o plantar ningún tipo de grano. Pueden cultivar vegetales, como papas, nabos o cualquier otro vegetal que deseen. Nadie puede estar fuera de su casa fuera de sus horas, es decir, después de las 9 en punto, si no tiene un buen motivo y siempre con permiso”.
a veces les escuchamos decir que su deseo más ferviente era ser libres en un país libre, era difícil, por no decir casi imposible, convencerlos de su felicidad”.
--Jesuita Felix Verreydt, escribiendo en su diario acerca de los esclavos de San Estanislao.
Incluso mientras soportaban condiciones violentas e inhumanas, los esclavos desarrollaban maneras de vivir vidas plenas a pesar de su esclavitud. Los esclavos se apoyaban unos a otros como familia y parientes haciendo reuniones, creando música y arte, y llevando acabo rituales y prácticas espirituales, por nombrar solo algunas de las maneras en que las personas y las comunidades resistían la esclavitud.
El catolicismo muy probablemente se imponía en las primeras personas que los jesuitas mantuvieron como esclavos. Los jesuitas creían que era su obligación propagar el catolicismo a sus esclavos y bautizaron a muchos de ellos en la religión católica. Sin embargo, muchos de los que se vieron obligados a ir de Maryland a Missouri habían sido católicos por generaciones, y abrazaban la religión católica. En Florissant, Missouri, eran miembros activos de la parroquia de San Fernando en Florissant, y los que estaban en el centro de Saint Louis y en la Universidad de Saint Louis asistían a la iglesia de Saint Francis Xavier College. Después de emancipación, los fieles de la “capilla de color” de la iglesia del colegio abogaron por el establecimiento de la parroquia de Santa Isabel, la primera parroquia católica negra en Saint Louis, que abrió sus puertas en 1873.
Los esclavos que asistieron a los servicios religiosos en la iglesia de Saint Francis Xavier College, probablemente de pie o se sentaron en los bancos al fondo. Sin embargo, en 1858, se estableció una galería separada en la iglesia, rotulada en esta foto como la “1ra capilla jesuita negra”. Los católicos negros en Saint Louis, incluidos los esclavos de los jesuitas en la Universidad de Saint Louis, asistieron a los servicios allí por muchos años. Henrietta Mills se casó aquí con Charles F. Chauvin en 1860. El registro de su matrimonio la marcó como “esclava de la Universidad de Saint Louis”.
Matilda Hawkins Tyler compró su propia libertad y la de sus cinco hijos entre 1849 y 1859.
Los jesuitas continuaron usando esclavos a medida que la misión de Missouri se expandió hasta convertirse en una viceprovincia en 1840 y luego en provincia en 1863. A medida que la presencia de los jesuitas en los Estados Unidos creció, los jesuitas llegaron a depender de la esclavitud en iglesias, escuelas y granjas en Kentucky, Luisiana y Alabama.
Cuando la esclavitud se abolió en Missouri en enero de 1865, los jesuitas de Missouri decidieron hacer contratos para pagar a las familias anteriormente esclavizadas que quedaban. Algunas personas continuaron trabajando bajo contrato para los jesuitas por varias décadas más. Otros se mudaron para vivir más cerca de la familia de la que habían sido separados y para buscar trabajo en Florissant y la ciudad de Saint Louis.
Esta investigación fue compilada por Kelly L. Schmidt, Sean Ferguson y Claire Peterson. Citas recomendadas: Kelly L. Schmidt, Sean Ferguson y Claire Peterson: “Esclavos en la Provincia Jesuita de Missouri”, Proyecto Esclavitud, Historia, Memoria y Reconciliación, 2020.
Actualizado: Marzo de 2020
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