Para preservar nuestra Tierra y sus recursos para las generaciones futuras, debemos reducir los residuos y vivir en relación recíproca con el mundo natural. Capacite a su comunidad para vivir estilos de vida más sostenibles con este conjunto de herramientas ignacianas.
Las relaciones requieren trabajo. Pero para aquellas relaciones que nos importan más profundamente, a menudo nos encontramos dispuestos a hacer cambios increíbles en nuestras vidas, incluso sacrificios. Nos mudamos a una nueva ciudad para estar con una persona importante. Renunciamos a horas de sueño para cuidar de un nuevo bebé. Sacrificamos nuestro tiempo para estar presentes con un padre que envejece.
Todas estas relaciones son importantes. Sin embargo, ¿con qué frecuencia pensamos en nuestra relación con la creación de Dios de esta manera? ¿Nos vemos en relación con el medio ambiente? ¿Con los pájaros del cielo, las hojas de los árboles, el agua que fluye del arroyo, el propio aire que respiramos? ¿Qué requiere esta relación?
Es tentador pensar en la adopción de un estilo de vida más sostenible sólo en términos de lo que se nos pide que abandonemos: menos combustible, menos carne, menos plástico, etc. Más bien, deberíamos ver esta invitación a la luz del amor que tenemos por Dios y por todo lo que Dios crea. Dios está en todas las cosas; todas las cosas manifiestan el gran amor de Dios. Se nos invita a dar una respuesta generosa a este amor.
San Ignacio, en el Primer Principio y Fundamento de los Ejercicios Espirituales, nos ayuda a poner todo esto en contexto. Nos recuerda que nuestra realización más profunda se encuentra en la alabanza, la reverencia y el servicio a Dios, y que debemos relacionarnos con todas las personas y cosas con vistas a este objetivo final. Ignacio nos invita, por tanto, a reevaluar cómo nos relacionamos, no sólo con Dios, sino con nuestros hermanos y hermanas y con toda la creación.
Esto significa reordenar nuestro estilo de vida de manera que respete, eleve y proteja el bien de todos.
Deberíamos tomar todas nuestras decisiones, incluidas las relativas a nuestra dieta, el uso de la energía e incluso la forma en que pasamos nuestro tiempo libre, a la luz de cómo nos ayudan a alcanzar el fin para el que estamos hechos.
Con los miembros de tu hogar, comunidad o institución, conversa sobre los frutos de tus oraciones y cómo pueden orientarte hacia una acción concreta. Considera estas preguntas de reflexión como guía:
Los estilos de vida sostenibles son manifestaciones poderosas de nuestro amor a Dios y a la Creación. Incluso pequeños cambios en nuestro comportamiento diario pueden tener un gran impacto en el mundo que nos rodea. El consumo medio de energía en los hogares contribuye aproximadamente al 21% de las emisiones de CO2 en todo el mundo. Las medidas básicas para reducir el consumo -cambiar a bombillas de bajo consumo, apagar los electrodomésticos cuando no se utilizan, renovar los calentadores de agua- pueden reducir drásticamente las emisiones de carbono.
En 2019, la Universidad de San Francisco, gestionada por los jesuitas, logró cero emisiones netas de carbono gracias a la reducción del uso de agua en el campus, a la instalación de microturbinas para producir calor y electricidad, e invirtiendo en compensaciones de carbono. Algunas comunidades jesuitas de Estados Unidos y Canadá se han comprometido a utilizar más el transporte público y a comprar solo coches híbridos o eléctricos. Un coche medio genera entre 6 y 9 toneladas de CO2 al año, por lo que cambiar a vehículos de menor consumo, conducir con menos frecuencia o emplear prácticas de conducción ecológicas puede ahorrar más de 1,7 toneladas por coche al año.
Este recurso desafía a los participantes a recortar su producción de carbono reduciendo el desperdicio de alimentos y el uso de energía.
Reflexiona y evalúa tu estilo de vida actual con el Examen Ecológico.
Mandanos un correo y decirnos como tu y tu comunidad ponéis acción. Nosotros publiquemos tu cuento en Twitter, @JesuitJustice.