Educación:
Licenciatura en contabilidad pública, Pontificia Universidad Javeriana, Colombia; licenciatura en Teología, Pontificia Universidad Javeriana
¿Quién es su santo favorito y por qué?
Mi santo favorito es San Alberto Hurtado, S.J. ¿Por qué? Por su compromiso con la justicia social, que se tradujo en obras concretas como el «Hogar de Cristo», donde las personas excluidas por la sociedad son tratadas con dignidad. Su espiritualidad lo llevó a amar intensamente a Cristo y a ver a Jesús mismo entre los pobres y marginados. Además, era un jesuita y un sacerdote cercano a la gente, que escuchaba y acompañaba espiritualmente a muchos jóvenes. Todo su tiempo lo dedicaba a los demás. Invitaba a todos a preguntarse: ¿Qué haría Jesús en mi lugar? Era una invitación para que hombres y mujeres conocieran mejor al Señor. Después de conocer a San Alberto Hurtado, muchos jóvenes decidieron entrar en la Compañía de Jesús. Yo también tomé la misma decisión cuando conocí la vida de este santo jesuita: la mejor decisión de mi vida.
¿Cómo ha cambiado su espiritualidad desde que entró en la Compañía?
Cuando entré en la Compañía de Jesús, mi espiritualidad era muy superficial. En la Compañía de Jesús recibí el regalo de conocer más y mejor a Jesús, pero sobre todo de sentirme profundamente amado por él. Desde ese momento, mi relación con Jesús es mi vida misma. Toda mi vida tiene sentido en él. Ese fue un regalo que recibí en la Compañía de Jesús.
¿Quién es un mentor importante que lo ha acompañado en su viaje? ¿Qué lo hizo ser un buen mentor?
Un mentor muy importante durante mi vida como jesuita ha sido Jesús “Chumi” Zaglul, S.J. “Chumi” fue mi maestro de noviciado. Lo que hizo de él un buen mentor fue que a través de su testimonio de vida fue capaz de transmitirme su amor y pasión por Jesús y el deseo de dar su vida por los demás, especialmente por los olvidados y marginados de la sociedad. También me mostró que es posible ser muy feliz como jesuita y sacerdote. Y esto lo he confirmado en mi propia vida.
