Formación:
Licenciatura en Teología y Estudios Religiosos, Universidad de Villanova; maestría en Divinidad, Escuela Jesuita de Teología de la Universidad de Santa Clara
¿Quién es su santo favorito y por qué?
Hay muchos santos que me han inspirado, pero un santo que me sigue desafiando de la mejor manera es San Pedro Fabro, S.J., un compañero de Ignacio, que amaba profundamente. Nuestro mundo necesita dulzura y reconciliación. No se me ocurre mejor ejemplo que él. Sus palabras me impulsan a hacer todo lo posible por todos los que encuentro: «¡Tener cuidado de nunca cerrar el corazón a alguien!».
¿Cómo ha cambiado su espiritualidad desde que entró en la Compañía?
Una de las grandes lecciones espirituales que he aprendido desde que entré en la Compañía es permitir que mi espiritualidad cambie. Dios sigue revelándome más y más quién es a través de diferentes caminos. He aprendido sobre la creatividad de Dios a través de la música y la belleza. He aprendido sobre el amor de Dios a través de la familia y los extraños. He aprendido sobre la paciencia de Dios en la oración. Las experiencias de mi vida como jesuita me han ayudado a abrirme a los nuevos y sorprendentes caminos a través de los cuales Dios intenta enseñarme. Esto me ha otorgado un mayor sentido de libertad, y aguardo la bondad que me espera a dondequiera que sea enviado.