Servirá en el Colegio San Ignacio y asistirá en la Parroquia San Ignacio de Loyola, ambos en San Juan, Puerto Rico.
Bachillerato, literatura comparada y producción de cine y televisión, Universidad de New York; licenciado, bachillerato canónico en filosofía, Centre Sèvres; máster en divinidad, Facultad de Teología y Ministerio del Boston College; licenciado en sagrada teología, Facultad de Teología y Ministerio del Boston College.
¿Cuál es una afición que ha cultivado como jesuita, y por qué es importante para usted?
Aunque he cultivado muchas aficiones como jesuita, correr largas distancias es una que ha sido particularmente importante para mí en los últimos años. Correr me ha permitido hacer amistad con otros corredores y explorar nuevos lugares. Pero, lo que es más importante, correr me ayuda a cultivar un sentido de la disciplina que, creo, se traslada a otras áreas de mi vida.
¿Cuál fue una experiencia especialmente significativa que vivió durante su formación, y por qué fue significativa para usted?
Hice mi peregrinación de noviciado por el noroeste de la República Dominicana, cerca de la frontera con Haití. La peregrinación duró cinco semanas. Cada semana me alojaba con una familia distinta, en un pueblo diferente, y trabajaba con ellos. Esta experiencia fue muy valiosa para aprender a confiar en la acción de Dios en las personas que encontré por el camino.
¿Adónde le ha llevado su vocación jesuita que nunca pensó que llegaría?
Nunca pensé que iría a la Franja de Gaza. Cuando estaba en el magisterio y trabajaba en la revista America, formé parte de un equipo de jesuitas que fue a Gaza a rodar un breve documental sobre un grupo de teatro de marionetas de allí que utiliza el arte para ayudar a los niños a curarse de los traumas de la guerra.