Xavier Benavides

¿Cuál considera que es su libro favorito desde que ingresó a la Compañía?
Said I Wasn’t Gonna Tell Nobody: The Making of a Black Theologian [Prometí que no iba a contárselo a nadie: La formación de un teólogo negro], de James H. Cone. El autor ayuda a encapsular la idea de que cada uno de nosotros debe tratar de entender a Dios desde su propia perspectiva, mirando nuestra historia y tradiciones compartidas. Cree que antes de poder amar a los demás, debemos aprender a amarnos a nosotros mismos como Dios nos ama. Este amor se convierte entonces en un puente para que todos los pueblos confluyan en la unidad a través del amor del padre y del cuerpo de Cristo.

¿Cuéntenos una experiencia especialmente significativa que vivió durante su formación, y por qué es relevante para usted?
La escuela secundaria Verbum Dei es solo para estudiantes que deben trabajar en un negocio local para contribuir en el pago de su matrícula; esto permite que las familias puedan enviar a sus hijos a una escuela privada preparatoria para la universidad. Los alumnos deben llevar corbata y, a menudo, la escuela las distribuye a los estudiantes gracias a las donaciones. Una mañana, antes de empezar las clases, un alumno criado por su abuela entra en mi aula y me pide que le ayude a anudarse la pajarita. Su abuela no sabía hacerlo y él tenía muchas ganas de ponérsela para trabajar. Fue un acto minúsculo pero con mucho significado para mí. Haber anudado su pajarita me trajo recuerdos de mi propio padre enseñándome a hacerlo, y me sentí honrado de poder ayudar a mi alumno. Para mí, este recuerdo demuestra que estamos haciendo algo más que enseñar: estamos creando una familia sagrada en nuestras escuelas. Las tradiciones que se transmiten no sólo provienen de las relaciones familiares normales, sino también de quienes nos ven como parte de su familia. Esta es la gracia en acción, compartiendo nuestros dones unos con otros y transmitiendo el cuidado que hemos recibido. «Amamos porque él nos amó primero» (1 Juan 4:19).