Formación:
Licenciatura en Ciencias Políticas, Canisius College; maestría en Trabajo Social, Universidad de San Luis; maestría en Divinidad, Escuela Jesuita de Teología de la Universidad de Santa Clara
¿Quién es su santa favorita y por qué?
A través del ministerio diaconal en Santa Teresa en Oakland, he llegado a comprender y apreciar la sencillez del amor de “La Pequeña Flor” por Dios y el mundo, a pesar de su experiencia de confinamiento tras los muros de un convento de clausura.
¿Cuéntenos un hecho interesante sobre usted que no todo el mundo conoce?
He coleccionado insignias de candidaturas presidenciales desde que era un niño. Tengo una gran colección, que se remonta a las elecciones presidenciales de 1900 entre William McKinley y William Jennings Bryan.
¿Qué le gusta de la Compañía de Jesús?
Me encanta la diversidad dentro de la Compañía. Somos un grupo de personajes: santos, pecadores, eruditos y activistas por igual, todos comprometidos a compartir el amor de Cristo por el mundo.
¿Cuéntenos una experiencia particularmente significativa que tuviste durante tu formación, y por qué fue significativa para ti?
El contacto con los pobres. Lo cambió todo. La manera de pensar, de entender a la Iglesia, de saber quién soy como ministro en la Iglesia, de saber por qué deseo la ordenación y por qué sigo en la Compañía de Jesús y en la Iglesia. Además, la vida de nuestros hermanos y hermanas tras los muros de la cárcel ha dado vida a mi vida religiosa. Estoy muy agradecido.
¿Quién es un mentor importante que lo ha acompañado en su camino? ¿Qué lo convirtió en un buen mentor?
Michael Kennedy, S.J., me enseñó la sencilla profundidad de lo que significa amar a los despreciados, excluidos, confinados y condenados. Su alegría y su amor son contagiosos.
