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Cinco años después, los cambios bajo el Papa Francisco revelan su ADN jesuita

Por William Bole

5 de marzo de 2018 – La historia que se cuenta a menudo es esta: El Papa Francisco estaba en un vuelo de regreso a Roma, luego de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. Se acercó a los periodistas y sorprendió a todos con una conferencia de prensa improvisada, parado en el pasillo durante más de una hora y contestando a todas las preguntas de los periodistas. Cuando se le preguntó sobre la homosexualidad, el papa dio una respuesta icónica: «Si una persona es gay, y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?»


El Papa Francisco durante su conferencia de prensa abordo del vuelo de Río de Janeiro a Roma. (Foto de CNS/Paul Haring)

Francisco dijo algo más durante esa conversación espontánea. «Y yo pienso como un jesuita», explicó.

Han pasado cinco años desde que el humo blanco emanó de una pequeña chimenea en lo alto de la Capilla Sixtina, para indicar que el cónclave papal había elegido al nuevo sucesor de San Pedro, el primer obispo de Roma. En poco más de una hora, un ignoto cardenal argentino llamado Jorge Mario Bergoglio aparecía en el balcón de la Basílica de San Pedro – el primer papa jesuita, el primer papa nativo de las Américas, y el primero en tomar el nombre «Francisco».

Durante vario años, se ha debatido entre los críticos religiosos si este papa amigable y con mensaje de misericordia había producido un cambio y una reforma en la vida católica del mundo. El Padre Timothy P. Kesicki, SJ, presidente de la conferencia jesuita de Canadá y Estados Unidos con base en Whashington, remarca que, hasta hoy, «el papa no ha cambiado ninguna enseñanza decisiva de la iglesia». Sin embargo, P. Kesicki y muchos otros se precipitan en agregar que el papa, al pensar como jesuita, ha cambiado, quizás para siempre la manera en que un pontífice universal lleva a cabo su clero, y su espíritu pastoral ha contagiado a un incalculable número de católicos y no católicos por igual.


El Papa Francisco saluda a P. Timothy Kesicki, SJ
Centro del Papa Francisco
En 2015, luego de veinticinco años de su construcción en Detroit, el nombre del albergue Ss. Peter and Paul Jesuit Church fue reemplazo con el nombre Pope Francis Center, para honrar el gran compromiso del papa hacia con los pobres. Construido en 1990, el centro abrió sus puertas a personas sin hogar ofreciéndoles un lugar cálido y bebidas calientes. Desde entonces, más de 145,000 personas se han acercado a buscar cuidado físico y espiritual, incluso comida, café, calcetines, baños y lavado de ropa.

«Como nos hemos convertido en mucho más que un alberge, necesitábamos un nombre que reflejara adecuadamente nuestra labor», dice el Padre Timothy McCabe, SJ, director del Pope Francis Center. «El nombre `Pope Francis Center´ es el adecuado porque el papa ha capturado la imaginación del mundo y nos inspira con su amor y dedicación a los pobres y afligidos».

En un día promedio, el centro recibe a 170 personas. La organización también brinda acceso a doctores, dentistas, abogados, profesionales de salud mental y proveedores de viviendas a través de sus centros de salud gratuitos.

Para ayudar con la misión del Pope Francis Center o para ofrecerse como voluntario, visite PopeFrancisCenter.org


P. Tim McCabe, SJ (derecha)

Pontifica en un nuevo estilo, dejando en claro que la tarea fundamental de los creyentes no es solo de seguir las reglas, sino de percibir el llamado de Dios. Está cambiando la cultura del clérigo, alejándose de lo que él llama «clericalismo» (el cual hace hincapié en el estatus y la autoridad sacerdotal) y acercándose a una ética de servicio (Francisco dice que los pastores de la iglesia deben tener el «olor de las ovejas», y permanecer siempre cerca del Pueblo de Dios).


El Papa Francisco saluda a una anciana en Asunción, Paraguay. (Foto de CNS/Paul Haring)

Ha motivado a un sinnúmero de personas, religiosos y laicos, jesuitas y sus tantos colaboradores, quienes se han sentido atraídos por lo que Francisco denomina «la periferia», los márgenes sociales. Ha sido un ejemplo de papa «que no es intocable, que está abierto a las críticas, que está dispuesto a cambiar de parecer», y que quiere ser el líder de «una iglesia más humana», dice el Padre Gustavo Morello, SJ, profesor de sociología en Boston College y autor de The Catholic Church and Argentina’s Dirty War (Oxford, 2015).


P. Gustavo Morello, SJ, dice que el Papa Francisco quiere ser el líder de «una iglesia más humana». (Gary Gilbert/Boston College)

Todo esto se debe a lo que algunos llaman el «ADN jesuita» de Francisco, el cual está basado en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, quien buscó promover el conocimiento de uno mismo, un sentido de libertad alegre y un deseo de tomar riesgos.

El 13 de marzo de 2013, la Curia Jesuita de Roma estaba realizanda una sesión de capacitación para los nuevos líderes de las provincias jesuitas de habla inglesa en el mundo, mientras el cónclave papal estaba votando. El Padre Peter Bisson,SJ, quien se había convertido recientemente en jefe de la Provincia del Canadá Inglés, estaba allí y recuerda que temprano en la noche, alguien gritó: «¡Humo blanco!». Él y otros se apresuraron a la Plaza de San Pedro donde se sorprendieron al ver a un miembro de la Compañía de Jesús salir al balcón. El papa 226o no siguió la costumbre habitual: en vez de bendecir a los peregrinos primero, les pidió que rezaran por él en silencio y que pidieran a Dios que bendijera su papado. Después de eso, hizo la bendición papal tradicional. De pie en la plaza, el Padre Bisson pensó Algo nuevo está surgiendo.


El Papa Francisco saluda al P. Peter Bisson, SJ, en la Congregación General 36 de los jesuitas.

Al día siguiente, el Papa Francisco llamó a la Curia Jesuita. «Habla el Papa Francisco. ¿Podría hablar con el P. General?», le preguntó al recepcionista confundido, quien era un poco incrédulo. Francisco tuvo que convencer al hombre de que en realidad era el papa el que llamaba, no un bromista. Una vez transferido a la oficina del Padre Adolfo Nicolás, SJ, antiguo Superior General de la Compañía de Jesús, Francisco comenzó a planear una reunión entre los dos; pero no en el Palacio Papal donde por tradición residen los papas, sino en una residencia para los visitantes clérigos y laicos en la cual se quedó durante el cónclave. Esa fue una señal de que el Papa Francisco planeaba abandonar el departamento papal y mudarse a los cuartos sencillos de la casa de huéspedes, en el borde de la ciudad del Vaticano. Es allí donde sigue viviendo.


En Roma, el Papa Francisco con el Padre Adolfo Nicolás, SJ, antiguo general de la Compañía de Jesús. (Foto de CNS/Paul Haring)

Si hay algunas pocas palabras claves en este papado, una de ellas es sin duda «periferia». Otra sería «discernimiento». El jesuita Francisco constantemente busca la obra de Dios en su vida y, como papa, alimenta ese tipo de discernimiento espiritual en todos los niveles de la iglesia, menciona el P. Bisson. «¿Cómo se mueve el espíritu entre nosotros? ¿Dónde está la alegría? ¿Dónde está el miedo? ¿Y cuál es el deseo del Señor?» dice P. Bisson, mencionando algunas preguntas de estilo ignaciano para el discernimiento. Así es como los jesuitas y otros impregnados en esta tradición buscan «encontrar a Dios en todas las cosas». Con respecto a Francisco, el padre agrega: «Él no tiene miedo de encontrar a Dios en lugares inusuales. Él espera encontrar a Dios en esos lugares», especialmente en lugares marginados.


El Papa Francisco asiste a un retiro de Cuaresma con miembros de la Curia romana. (Foto de CNS/L’Osservatore Romano via Reuters)

El mismo Francisco dice: «El jesuita deber ser maestro del discernimiento, para sí mismo y para los demás». Hizo ese comentario cuando se reunió con treinta y un jesuitas localizados en Myanmar durante su vista a ese país y a Bangladesh a fines de noviembre y principios de diciembre del año pasado. «Piensen en San Pedro Claver», dijo el papa, refiriéndose al jesuita español y misionero del siglo XVII. «Él sabía discernir y sabía que Dios quería que él pasara su vida entre los esclavos de color. Mientras tanto algunos teólogos altamente estimados discutían tenían alma o no».


El Papa Francisco con los jesuitas en Myanmar en 2017.

Durante esa conversación del 29 de noviembre, en la capilla larga y estrecha de la casa del arzobispo en Yangon, un jesuita preguntó por qué el papa siempre encuentra tiempo para reunirse con sus compañeros jesuitas durante sus viajes lejanos. Francisco le respondió que él lo hace para «no olvidar que soy un misionero», a lo que agregó provocando risas – «¡y porque debo convertir a los pecadores!»

El P. Kesicki explica que cada orden religiosa tiene su propio carisma, su propia manera de llevar a cabo la labor de la iglesia. Una parte importante del carisma jesuita es que es una orden misionera y sus miembros están «listos para ir a cualquier parte del mundo para ayudar a formar almas», dice el sacerdote. «Como jesuita, vas a la periferia. Vas a los pobres, a los que no tienen derecho a votar, a los refugiados y a los desamparados de la iglesia. Vas a la gente. El Papa Francisco tiene ese espíritu misionero. Eso es lo que lo hace jesuita».


El Papa Francisco visita una casa para personas con desafíos intelectuales en Roma. (Foto de CNS/L’Osservatore Romano vía Reuters)

El hecho de que el papa es de América latina también ayuda a clarificar su impulso misionero. «Si eres jesuita latinoamericano, no esperas a que la gente venga a ti. Tú vas a donde está la gente», dice el Padre Morello, un argentino que tuvo una conversación formal a mediados de los 80 con el entonces Padre Bergoglio cuando él, el Padre Morello, contemplaba su vocación (el futuro papa era rector de formación jesuita en ese entonces). «Una gran parte de la religión no sucede en la iglesia. Sucede fuera de la iglesia, en la plaza pública, en los festivales, en las procesiones, en frente de monumentos históricos y estatuas». Además, la periferia en América latina no es una isla distante, está justo ahí. «No es que la iglesia cuide a los pobres. La iglesia es pobre», recalca el P. Morello. Nota que la mayoría de los católicos viven en países en vías de desarrollo, lo que la opción por los pobres expresada en la enseñanza social católica es en gran medida «una opción para el pueblo católico, que es en su mayoría pobre».

Aquí en Norteamérica, Padre Mario Powell, SJ, profundizó su discernimiento luego de su ordenación sacerdotal en junio de 2014 en Fordham en la Universidad de Nueva York. Esto sucedió quince meses después de la elección del nuevo papa y Padre Powell se veía a sí mismo como un «papa Francisco jesuita». En ese entonces, Padre Powell había comenzado a llenar solicitudes para programas de doctorado en historia religiosa, pero también se preguntaba: «¿Qué estoy haciendo para ayudar a otros que podrían parecerse a mí? ¿Cómo puedo ayudarlos para que se sientan acogidos en nuestras instituciones tradicionales?» El Padre Powell, nacido en Arkansas, es afroamericano, criado en una familia de bautistas ( se convirtió por su cuenta cuando estaba en el 8o grado de una escuela católica en Los Ángeles).


P. Mario Powell, SJ se ve a sí mismo como un «papa Francisco jesuita». (Regis High School)

Al final, dejó de lado las solicitudes de doctorado y asumió un nuevo desafío como director de REACH (Reclutamiento de Excelencia Académica para Escuelas Secundarias Católicas) en la escuela secundaria Regis de Nueva York. El programa, totalmente gratuito, recluta a estudiantes prominentes y necesitados de 5o grado y los ayuda a prepararse para ganar una beca en una escuela secundaria jesuita. La mayoría viene de familias inmigrantes y el equipo de Regis trabaja con ellos durante tres años los sábados durante el verano.

«Tiene mucho que ver con ser un papa Francisco jesuita», dice P. Powell de su ministerio entre estas familias de la ciudad. «¿Estamos usando los dones que tenemos para llevar a cabo nuestra misión? El don al que se refiere es una institución jesuita elite como Regis, situada en el Upper East Side de Manhattan cerca de Central Park. El padre dice que la misión «es siempre atender a las zonas periféricas, ir allá, desatarse, profundizarse en ellas y transformarse».

Gillian Ahlgren es otra católica cuyo trabajo ha sido transformado por este papado. Es profesora de teología en la Universidad de Xavier en Cincinnati y se ha impresionado por la calidad y profundidad de las interacciones personales de Francisco, incluso cuando se encuentra entre multitudes de peregrinos como los miles que acuden a las audiencias papales habituales. Ahlgren ha asistido a algunas de esas audiencias vaticanas. Incluso, fue a una en la que Francisco se abrió camino hasta el final de un inmenso salón para bendecir a un niño, cuya madre comenzó a llorar.
«Comunica su alma, el espíritu de Dios, con sus encuentros», dice Ahlgren, y en su mensaje al pueblo «te ayuda a entender los eventos del Evangelio de manera diferente».

«Comunica su alma, el espíritu de Dios, con sus encuentros», dice Ahlgren, y en su mensaje al pueblo «te ayuda a entender los eventos del Evangelio de manera diferente».


Gillian Ahlgren en la conferencia «Sed de Paz» en Assisi en 2016.

Inspirados por Francisco, Ahlgren y Xavier lanzaron el Instituto para la Espiritualidad y la Justicia Social en 2014. El instituto comenzó inmediatamente a realizar talleres en parroquias y escuelas sobre la exhortación apostólica Evangelii Gaudium («La alegría del Evangelio), la cual presenta su visión de la evangelización y llama a un «ministerio pastoral estilo misionero», menos preocupado con las reglas doctrinales que con lo esencial cristiano como la misericordia (otra palabra clave de Francisco). Los talleres en inglés y español están destinados principalmente a ministros de la iglesia, trabajadores sociales y otros en el sector sin fines de lucro, con el objetivo de ayudarlos a conectarse con las personas a las que sirven «de manera significativa», dice Ahlgren. Más de tres mil personas de congregaciones católicas y protestantes se unieron a estos talleres y a otros posteriores centrados en Laudato Si’: Sobre el cuidado de nuestro hogar, encíclica de Francisco sobre ecología de 2015.

No es casualidad que dos de los principales documentos de Francisco tenga la palabra «alegría» en los títulos – Amoris Laetitia («La alegría del amor»), sobre el matrimonio y la familia, y «La alegría del Evangelio». El P. Kesicki de la conferencia jesuita señala que «no puedes dar testimonio de Cristo resucitado si no tienes alegría en tu corazón y en Francisco, siempre te encuentras con un hombre alegre. Nunca se ve abatido». De hecho, reflexionar sobre las razones de la alegría es parte de los Ejercicios Espirituales – otro rasgo ignaciano que Francisco lleva consigo.


El Papa Francisco saluda a un niño en el Vaticano (Foto de CNS/Remo Casilli, Reuters)

«Es el testigo perfecto de la vocación jesuita», agrega P. Kesicki. «Si quieres saber lo que es un jesuita, no podrías tener mejor ejemplo que el Papa Francisco».

William Bole, periodista en Boston, a menudo escribe sobre los jesuitas.

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