Por MegAnne Liebsch
«Tener papeles en este país es extremadamente difícil – o imposible», dice Gustavo Ángeles. En su trabajo en el ministerio jesuita Centro Sagrado Corazón de Richmond (Virginia), conoce a decenas de personas que viven sin documentación, a menudo porque no saben cómo desenvolverse en el sistema de inmigración estadounidense.
«La gente tiene la impresión de que los inmigrantes en este país no tienen papeles porque no quieren tenerlos», continúa Ángeles. «La gente piensa que puede ir a una oficina y presentar el papeleo, y que en tres o cinco años tendrá sus papeles».
En términos generales, los papeles de inmigración proporcionan a los no ciudadanos estadounidenses una autorización legal para vivir y trabajar en EE.UU. De los 45 millones de inmigrantes que viven en EE.UU., se calcula que 11 millones son indocumentados. Y para la mayoría de ellos, no hay una vía clara para recibir papeles de trabajo o un estatus permanente.
Como representante acreditado del Programa de Servicios Legales de Inmigración (ILSP, por sus siglas en inglés) en el Centro Sagrado Corazón, Ángeles ayuda a las familias a navegar por el sistema de inmigración de los Estados Unidos. El ILSP del Centro Sagrado Corazón ofrece representación legal acreditada en materia de inmigración a las familias, ya sea que soliciten asilo o un estatus temporal, como la autorización de empleo. En el caso de las familias y los menores que se enfrentan a la deportación, el programa se coordina con abogados locales para garantizar una representación de bajo costo.
Ninguno de estos procesos es claro, y sin representación legal, el sistema de inmigración es casi inabordable. «Si no cuentas con el asesoramiento de un experto o un abogado, estás poniendo en peligro tus oportunidades aquí en el país», advierte Ángeles.
En los últimos años, el Programa de Servicios Legales de Inmigración ha asistido a un número creciente de solicitantes de asilo, muchos de los cuales huyen de la violencia y la persecución en Centroamérica. Ángeles y su equipo ayudan a las familias a recorrer el largo proceso de solicitud de asilo. El ILSP funciona como una especie de centro de servicios de inmigración. Atienden las solicitudes de asistencia y dirigen a las personas hacia el programa correspondiente, ya sea la asistencia interna del ILSP en el papeleo o con los abogados externos cuyos honorarios el ILSP ayuda a saldar.
¿Cómo funciona el proceso de asilo?
El asilo protege a un grupo reducido de inmigrantes que huye de la persecución -o que temen ser perseguidos- por motivos de raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un determinado grupo social. Cualquier inmigrante puede solicitar asilo dentro de EE.UU. o en la frontera, y si se le concede, los solicitantes de asilo tienen un camino claro hacia la ciudadanía.
A menudo, los migrantes solicitan asilo en un puesto de control fronterizo o en la detención de la Patrulla Fronteriza. A continuación, son entrevistados por un oficial de asilo que determina si su miedo a la persecución es «creíble». Si el funcionario aprueba la solicitud de asilo, los migrantes suelen ser conducidos al centro de detención de inmigrantes. Otros son puestos en libertad en Estados Unidos para esperar su audiencia judicial.
Después, los solicitantes de asilo están solos. La inmigración es un procedimiento civil, por lo que, a diferencia de lo que ocurre en los tribunales penales, los inmigrantes no reciben abogados a cargo del gobierno. Los inmigrantes deben contratar abogados por sí mismos o encontrar representación pro-bono o de bajo costo a través de programas de ayuda legal como el ILSP del Centro Sagrado Corazón.
Es mucho lo que está en juego sin esa representación. Solo el 17% de los solicitantes sin representación recibieron asilo en 2020, frente al 31% de los solicitantes con representación [en inglés]. Navegar por el proceso de asilo -desde el papeleo hasta las audiencias judiciales- es casi imposible sin un abogado, explica Ángeles. Para empezar, los formularios oficiales están escritos en inglés y cargados de complejos términos legales. Y aunque estos engorrosos documentos están disponibles en línea, muchos inmigrantes carecen de ordenadores o de un acceso fiable a Internet. Además, los solicitantes de asilo deben respaldar sus peticiones con pruebas concretas, como declaraciones juradas de testigos o evaluaciones psicológicas.
Después de presentar su documentación, los solicitantes siguen esperando. Más de 1,3 millones de casos de asilo están pendientes en los tribunales de Estados Unidos, con un tiempo medio de espera de 1.206 días, según el Proyecto de Inmigración TRAC [en inglés].
Ni siquiera los solicitantes de asilo liberados en Estados Unidos tienen garantizado el permiso de trabajo. Debido a una norma de 2020, los solicitantes de asilo deben vivir en EE.UU. durante 365 días antes de poder solicitar un permiso de trabajo (la norma anterior exigía una espera de 180 días), y si no entraron en EE.UU. a través de un puesto de control fronterizo, se les impide solicitarlo por completo.
«Esta norma fue diseñada adrede para disuadir a los inmigrantes de venir a Estados Unidos», sostiene Caitlin-Marie Ward, asesora de política migratoria de la Conferencia Jesuita de Canadá y Estados Unidos. «Impide que los solicitantes se mantengan a sí mismos y paguen la representación legal, un factor clave para que finalmente se les conceda el asilo».
Estas restricciones convierten a muchos solicitantes de asilo en indocumentados funcionales, atrapados en un limbo de papeleo que dura años.
«Tienen qué comer», dice Peter Farago, representante acreditado del ILSP. «Así que están en este increíble aprieto. Se ven obligados a depender de los bancos de alimentos con escasas provisiones mientras esperan durante meses o más de un año el permiso para trabajar.»
¿Cómo ayuda el ILSP del Centro Sagrado Corazón?
Farago es uno de los dos representantes acreditados por el Departamento de Justicia que forman parte de la plantilla del ILSP y que ayudan a las familias a superar los tediosos y complejos procesos de solicitud. Según el representante acreditado del ILSP del Centro Sagrado Corazón, Daniel Bickett, muchos inmigrantes no comprenden su situación migratoria actual. El ILSP ofrece consultas gratuitas para ayudar a los inmigrantes a entender su situación migratoria actual, asesorarles sobre sus derechos y revisar sus opciones según la ley de inmigración estadounidense.
«Lo vemos una y otra vez durante nuestro proceso de admisión», dice Bickett. «Preguntamos: ‘¿Era usted consciente de que tenía que hacer tal y tal cosa? ¿La patrulla fronteriza revisó este documento y se lo tradujo?’ Y la respuesta es no. Los agentes fronterizos no les han informado de cuáles son sus derechos. Es muy probable que no se enteren hasta que es demasiado tarde».
El ILSP del Centro Sagrado Corazón comienza por evaluar qué tipo de ayuda necesitan los clientes. Ayudan a los clientes a entender sus derechos y sus obligaciones, y también los guían a través de materiales de autoayuda producidos por la corte, mientras trabajan para conectar a las familias con la representación. También prepara y presenta las solicitudes de los clientes para la autorización de empleo, la renovación de la tarjeta verde, la renovación de La Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), la renovación del Estado de Protección Temporal y la ciudadanía.
A diferencia de muchos bufetes de abogados privados, el ILSP ayuda a las familias a conseguir estos servicios a bajo costo. Los honorarios de los abogados privados para los casos de asilo defensivo pueden oscilar entre 2.000 y 15.000 dólares [en inglés], y los procesos más sencillos, como las solicitudes de permiso de trabajo, pueden costar hasta 600 dólares.
«Las familias se ven obligadas a desembolsar enormes cantidades de dinero para contratar abogados privados con el fin de asegurar simplemente las necesidades básicas de su vida aquí o acaban en manos de estafadores que se hacen pasar por abogados de inmigración, pero en realidad, no hacen más que estafar y timar a la gente», advierte Bickett.
Dado el elevado costo, muchas familias inmigrantes renuncian a la representación. Los servicios del ILSP están diseñados para salvar el abismo entre no tener representación y contratar abogados con fines de lucro. La demanda es alta: el año pasado, el ILSP del Centro Sagrado Corazón recibió cientos de solicitudes de asistencia jurídica.
El ILSP espera ampliar su capacidad el año que viene, pero se trata de un trabajo muy especializado. Farago y Bickett esperaron seis meses para recibir la respuesta a sus solicitudes de acreditación oficial de la Oficina de Programas de Acceso Legal del Departamento de Justicia, después de aproximadamente un año de preparación.
«No es algo que se haga sin más, sino que hay que desarrollar realmente un aprendizaje en ello», explica la Directora Ejecutiva del Centro Sagrado Corazón, Tanya González.
¿Cómo ha afectado la pandemia a los inmigrantes y solicitantes de asilo?
Mientras esperan la aprobación de varias autorizaciones, los migrantes y los solicitantes de asilo no tienen en gran medida derecho a recibir asistencia federal, incluida la asistencia alimentaria o la atención sanitaria. Durante la pandemia, esta brecha de acceso se ha ampliado. En Virginia, donde se encuentra el Centro Sagrado Corazón, los latinoamericanos representaron el 45% de los casos de COVID-19 y el 11% de las muertes relacionadas con esta enfermedad, a pesar de constituir sólo el 6% de la población del estado [en inglés].
Hasta abril de 2021, había 15 muertes por COVID-19 en la comunidad del Sagrado Corazón. «Eso es realmente difícil», confiesa González. «He estado escuchando a nuestra comunidad pedir espacios en torno a la curación y el procesamiento del trauma, y esta pérdida que todos hemos estado experimentando».
A nivel nacional, el sistema de asilo se ha paralizado. Desde marzo de 2020, una norma del Departamento de Seguridad Nacional llamada Título 42 [en inglés] ha cerrado efectivamente la frontera entre Estados Unidos y México a los migrantes y solicitantes de asilo. En total, la Patrulla de Aduanas y Fronteras ha aplicado más de 751.000 «devoluciones», obligando a regresar a los migrantes a México sin la oportunidad de solicitar asilo.
En abril, el Departamento de Seguridad Nacional de los EE.UU. se comprometió a poner fin al programa «lo antes posible», y relajó ciertas restricciones. Desde mayo, el departamento ha admitido en Estados Unidos a 2.000 de los solicitantes de asilo «más vulnerables» [en inglés].
¿Quién recibe realmente el asilo?
Para los solicitantes de asilo que llegaron antes de la pandemia, el último obstáculo suele ser el más difícil de superar.
Tras años de espera en centros de detención, contratación de abogados, presentación de papeles e incluso trabajo en Estados Unidos, la mayoría de los casos de asilo son rechazados por los tribunales. En 2020, el 71% de las peticiones de asilo fueron denegadas [en inglés].
«Es un sistema absolutamente miserable», sentencia Farago.
Cuando el asilo es denegado, la mayoría de los solicitantes son canalizados hacia los procedimientos de deportación. De 2019 a 2020, el ILSP del Centro Sagrado Corazón financió cerca de 100 casos de defensa de deportación. Aunque el programa no cuenta con un abogado en su plantilla, se hacen coordinaciones con abogados locales para proporcionar representación económica a los clientes en el tribunal de inmigración.
El ILSP ayuda principalmente a financiar los casos de defensa de expulsión de familias y menores en el área metropolitana de Richmond. De 2013 a 2018, el Servicio de Inmigración y Control de Adunas (ICE, por sus siglas en inglés) deportó a más de 231.000 padres con hijos ciudadanos estadounidenses [en inglés]. Si esos niños no tienen más familia establecida en Estados Unidos, pueden ser enviados a un hogar de acogida.
Esta posibilidad alimenta el miedo y la angustia. Según Ángeles, algunos niños del Centro Sagrado Corazón no quieren ir a la escuela. Les preocupa que sus padres sean arrestados y que vuelvan a un hogar vacío.
«Las familias que veo a diario están en modo de supervivencia. Así que muchas veces ni siquiera están procesando o curando gran parte de ese trauma», advierte Tanya González, Directora Ejecutiva del Centro Sagrado Corazón.
El ILSP es sólo uno de los servicios especializados que ofrece el Centro Sagrado Corazón. También cuentan con programas de salud mental y bienestar, diseñados para abordar el trauma al que se enfrentan las familias migrantes. Con la pandemia, las solicitudes de asesoramiento no han hecho más que aumentar.
¿Por qué es importante?
La inmigración -y la manera de reformarla- es objeto de acaloradas discusiones en el ámbito político de Estados Unidos. Sin embargo, la mayoría de los ciudadanos estadounidenses tienen poco conocimiento de lo que implica la inmigración autorizada, y los complejos procesos legales se reducen a argumentos políticos.
Farago dice que la gente le pregunta: «¿Por qué los inmigrantes no hacen cola?».
Él responde claramente: «No hay cola. No hay ninguna cola en la que meterse. Si pudieran ponerse en la cola, estarían encantados de hacerlo».
Al inicio de su mandato, el presidente Biden anunció una serie de reformas en materia de inmigración. Los paquetes amplios, como la Ley de Ciudadanía de EE.UU. [en inglés], abrirían una vía a la ciudadanía para casi 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en EE.UU. Otras propuestas más específicas harían que grupos concretos, como los beneficiarios del DACA o los trabajadores agrícolas, pudieran optar a la ciudadanía. Aunque dos proyectos de ley han sido aprobados en la Cámara de Representantes, están estancados en el Senado [en inglés].
En la frontera de Estados Unidos, el Título 42 sigue en vigor. Sólo en junio, 188.829 migrantes intentaron cruzar la frontera, y 104.907 fueron devueltos sin el debido proceso [en inglés].
Desde el retraso en la frontera hasta el largo proceso de resolución, el sistema de inmigración de Estados Unidos está mal equipado para sostener su actual carga de casos. Y deja a millones de estadounidenses en un turbio punto intermedio: miembros integrados de la comunidad que no tienen un estatus legal protegido.
Hacer que el proceso de naturalización esté disponible para los inmigrantes indocumentados es una reforma que se necesita desesperadamente, indica Bickett. «Eso sería una enorme oportunidad para que los equipos de caridad como el de ILSP del Centro Sagrado Corazón proporcionen asistencia legal limitada y saquen a la gente de su estatus vulnerable a uno seguro».
Apoye el trabajo del ILSP del Centro Sagrado Corazón [en inglés].
Nota: Aunque el ILSP del Centro Sagrado Corazón proporciona fondos para los honorarios de los abogados de las personas de escasos recursos en los procedimientos de deportación, este programa no controla o dirige el curso de cualquier representación legal en los casos que financian