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Historias

Por MegAnne Liebsch

7 de julio, 2020 – Cinthia Padilla-Ortiz no es ajena a las reuniones de activismo. Como beneficiaria del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés) y activista comunitaria, se ha reunido con representantes estatales y del Congreso de Estados Unidos de su estado natal de Tennessee y ha impulsado la reforma migratoria en el Capitolio. Pero el coronavirus ha forzado que estas vías típicas de activismo se lleven a cabo en línea.

«Internet ha hecho su magia», dice Padilla-Ortiz, quien recientemente se reunió por Zoom con el senador Cassidy de Louisiana. Aunque estas reuniones virtuales son un reto, muchos activistas también las consideran más accesibles.

«Nuestros políticos no tienen la vida que tenemos nosotros. Honestamente, la mayoría de los políticos no tiene acceso a las personas [en los márgenes]», dice Tim Severyn, quien es el director de la misión social de la Capilla Bellarmine en Cincinnati. Severyn, junto a otras varias obras jesuitas en Ohio, se reunió con el personal del senador Portman en una teleconferencia para hablar sobre la legislación de la respuesta a la COVID-19.

Anteriormente, Severyn viajó a reuniones de activismo presenciales en Cincinnati, Columbus y D.C. Sin embargo, este largo viaje excluía a las comunidades marginadas e incluso al personal del ministerio social. No obstante, la organización de la reunión en línea permitió que un mayor grupo de gente asistiera. «Podíamos escucharnos unos a otros, y de una manera que no lo habíamos hecho antes», agregó Severyn.

José Arnulfo Cabrera (centro) lidera una concentración del DACA el otoño pasado. Ahora intenta que el activismo sea accesible en línea.

Cada año, la Red de Solidaridad Ignaciana (ISN, por sus siglas en inglés) organiza un día de activismo en Washington, D.C. Este año también fue de manera virtual con veintitrés activistas de cinco estados, y así el día fue más accesible para los parroquianos que usualmente no asisten a los días de activismo en persona. ISN también se esforzó en hacer las reuniones accesibles a los parroquianos hispanos al realizar una reunión totalmente en español con el personal de la oficina del senador de Nueva Jersey Bob Menéndez.

«Fue muy emocionante y luego, [nuestros parroquianos hispanohablantes] pedían tener otra visita», dice José Arnulfo Cabrera, director de educación y defensa de la migración de ISN. Él dice que a veces los inmigrantes hispanohablantes e incluso ciudadanos, no saben que tienen derecho a asesorarse con sus representantes. Arnulfo Cabrera espera organizar más reuniones en español para que los inmigrantes en particular pueden expresar sus inquietudes.

Para Padilla-Ortiz, la oportunidad de reunirse en línea con los representantes es importante. Como beneficiaria de DACA, la legislación actual y las decisiones judiciales tienen un impacto directo en su habilidad de vivir y trabajar en los Estados Unidos –el único país que ha conocido.

Cuando hablé con Padilla-Ortiz, ella estaba esperando ansiosamente el fallo de la Corte Suprema. Si la corte hubiera fallado a favor de la terminación del programa, ella hubiera perdido sus documentos de trabajo y no hubiera podido realizar el examen del colegio de abogados de Louisiana en julio. También la hubiera puesto en riesgo de ser deportada.

Esta incertidumbre la dejó frustrada. Padilla-Ortiz llegó a los Estados Unidos de bebé y se siente orgullosa de ser americana. Recién graduada de la Facultad de Derecho de la universidad de Loyola en Nueva Orleans, cree firmemente en el concepto americano de justicia. Que se le pueda negar una parte de ese linaje es francamente injusto.

Así, cuando la Corte Suprema falló en favor de DACA, Padilla-Ortiz se alegró mucho. «Las palabras no pueden expresar la alegría y alivio que siento ahora que sé que el programa DACA continuará», dijo.

Sin embargo, aunque el fallo del 18 de junio alivia las tensiones al momento, Padilla-Ortiz y más de 700,000 beneficiarios de DACA aún carecen de condición legal permanente. «Quisiera ver que [el Senado esté] preparado con algo que sea más permanente», me dijo.

Durante una llamada con su senador organizada por el Insituto Jesuita de Investigación Social, Padilla-Ortiz enfatizó la necesidad del Senado de pasar la ley Dream de 2019, la cual proporcionaría paso a la ciudadanía legal para los beneficiarios de DACA. Aunque la ley ha sido aprobada por la Cámara de Representantes, el Senado se ha negado a someter a votación la ley Dream. Sin legislación permanente para protegerla, Padilla-Ortiz todavía se enfrenta con un futuro incierto.

Padilla-Ortiz también siente la responsabilidad de representar a muchas comunidades inmigrantes que temen al activismo público. «No quieren hablar porque se sienten aislados», dice Padilla-Ortiz. «No son parte de una comunidad más grande donde se sentirían seguros. Por eso era tan importante para mí poder hablar con el senador», añade.

Según Severyn, estas pequeñas conexiones entre los representantes del Congreso y los electores tiene el potencial de «abrir puertas a la transformación». Cuando las personas de los ministerios sociales se comprometen con el activismo, se convierten en un eslabón esencial en la cadena entre el Congreso, las políticas legislativas y las comunidades directamente afectadas.

En la reunión, Severyn y sus colegas explicaron cómo las comunidades vulnerables – migrantes, personas encarceladas y en situación de pobreza – sufren en esta pandemia. También mencionaron las formas en que las políticas de apoyo, como garantías de asistencia social más amplias, pueden mejorar inmediatamente los resultados para estas comunidades.

Los jesuitas ayudan al personal del Centro Papa Francisco en Detroit, el cual sirve comidas extras durante esta pandemia.

«En estos momentos, el senador tiene mucho poder político e influencia en nuestro país», dice P. Luke Hansen, SJ, quien se unió a la llamada con Severyn. Hansen es capellán en el Centro para la Fe y la Justicia en la universidad de Xavier. «Desde el momento en que entramos, es muy importante y significativo hablar con el personal del Senado sobre quiénes son los más necesitados de Dios – los más vulnerables».

Participar en activismo político de esta manera es profundamente vocacional, dice Kevin Kuehl, SJ. Kuehl es jesuita escolástico y estudia en la universidad de Saint Louis, y recientemente participó en una llamada de apoyo con el personal del senador de Missouri Roy Blunt.

«Si no estamos haciendo nuestra parte en hacerles saber en lo que creemos – lo que yo creo por mi convición de fe, entonces no estoy haciendo mi parte como elector y ciudadano en el proceso democrático, para asegurarme de que funciona», dice. «Si no estoy recurriendo a las instituciones que pueden hacer grandes cambios, entonces no estoy haciendo mi parte».

 

Consejos para el activismo virtual

Si le interesa participar en activismo virtual – ya sea llamando a sus representantes, enviando correos electrónicos o programando una reunión virtual – la red jesuita tiene algunos consejos para ayudarlo.

Esté preparado

  • Esta guía de activismo enuncia los pasos principales a seguir para organizar, conducir y hacer seguimiento de una visita de activismo legislativo.
  • Arnulfo Cabrera recomienda practicar las preguntas e historias personales – que sean cortas y precisas, dice. También recuerde que pueda que no esté cara a cara con el miembro del personal o representante.

Incluya perspectivas diversas en el grupo de activismo

  • Uno de los beneficios de las reuniones virtuales es la habilidad de incorporar voces nuevas y diversas, lo cual es más difícil en reuniones presenciales. El equipo de activismo de Kuehl incluía al experto en salud pública, P. Michael Rozier, SJ, un abogado de inmigración y un beneficiario de DACA. «Creo que fue muy valioso y algo que no había visto antes en una visita legislativa», dice.

Siéntase seguro

  • Sin el típico lenguaje corporal, puede ser difícil saber cómo reaccionan los representantes a sus preguntas. Kuehl aconseja no preocuparse demasiado. «Aún me siento un poco nervioso en [las reuniones de activismo]», dice Kuehl, Pero luego, recuerda, «se supone que ellos deben escucharme como su elector. Como ciudadano tengo el poder del voto».

Haga preguntas y esté preparado para cambiar de tema

  • Las reuniones de activismo presentan la oportunidad de desarrollar relaciones con los líderes y entender sus posiciones políticas. Pregunte al personal del Congreso sobre las políticas que respaldan. P. Hansen dice que fue importante escuchar al personal explicar las «prioridades de trabajo del senador en nombre de las comunidades marginadas».
  • Las reuniones también pueden tomar un curso inesperado, pero a veces esto lleva a más conexiones entre activistas y personal. En un determinado momento, el senador de Ohio habló sobre el reingreso a prisión. «Eso es algo en que nuestra parroquia acababa de trabajar y es algo que los jesuitas estaban promoviendo», dice Severyn. «Y no fue necesariamente algo que pesábamos que surgiría, pero fue así y pudimos manejarlo».

Relacione las políticas con la fe y los valores de justicia social

  • Como alguien que trabaja en ministerios sociales, Severyn pensó que ofrecía una perspectiva diferente a la de un miembro de grupo de presión o activista profesional. «Algo que surgió muy claramente fue la voz de la fe, la voz de la moral que pudimos brindar», dice. «No era necesario ser expertos en política, pero pudimos hablar de las inquietudes de los vulnerables porque trabajamos con ellos, y en algunos casos, son los vulnerables de todo nuestro estado. Se creó una voz poderosa y pienso que ellos se sintieron obligados a escucharnos de una manera diferente».

Incluya el activismo en la oración diaria

  • El activismo virtual puede hacerlo sentir desconectado. Así que, luego de una reunión con los representantes de Ohio, Severyn reflexionó sobre su experiencia, buscando momentos de gracias. «Hubo momentos en los que se sintió un espíritu activo», dice. Identificar momentos de crecimiento y conexión durante una reunión de activismo también puede ayudar a identificar los desafíos y el trabajo que queda por hacer.

 

 

 

MegAnne Liebsch is asociada en comunicaciones de la Oficina de Justicia y Ecología de la Conferencia Jesuita.

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